En nuestras tres clínicas dentales trabajamos siempre para intentar que nuestros pacientes conserven sus dientes naturales. Cuando un problema atañe a la pulpa dental, la cámara interna de la pieza y que conecta directamente con el sistema nervioso, el diente peligra seriamente. Es entonces cuando debemos recurrir a la endodoncia, el último recurso para mantener la pieza en su sitio sin necesidad de extracción.
¿En qué consiste una endodoncia?
Este tratamiento tiene como fin eliminar la parte dañada de una pulpa dental, bien por una infección cariosa que se ha prolongado hasta la zona interna del diente, o bien debido a un fuerte traumatismo. Para ello, se extrae todo el tejido pulpar dañado, con mucho cuidado de no dejar nada nocivo que pueda realimentar el problema al cabo del tiempo.
Acto seguido, se limpian los conductos reticulares con cuidado y el espacio vacío se rellena con un material inerte y biocompatible.
Muchas endodoncias requieren, además, la reconstrucción del diente, por lo que se coloca una corona provisional mientras en laboratorio se realiza la permanente con las medidas tomadas al paciente. Al cabo de varias semanas, esta se reemplaza y nuestro diente ya estará salvado y completamente funcional.
Gracias a este tratamiento se prolonga la vida útil del diente, evitando así una exodoncia y la consecuente necesidad de un implante dental.
Es importantísimo realizar esta operación con rapidez, pues la pulpa es una zona muy delicada y la infección se propaga en ella con mucha facilidad. Cuando esta reviste de cierta gravedad, la endodoncia ya no será posible y solo quedará como solución la extracción del diente para evitar más problemas al resto de la dentición.
¿Notas un diente ennegrecido? ¿Te duele una pieza dental? Pide cita y te ayudaremos en todo lo que necesites.